Mucha gente no entiende el grave riesgo que se corre al entrar en contacto con el monóxido de carbono. Este asesino silencioso no avisa cuando TE ESTA INTOXICANDO y en un breve lapso de tiempo puede causar daño cerebral o hasta la muerte. Por lo tanto es importante cuando se habla de CO, que las personas comprendan que este gas físicamente se homogeniza muy rápidamente, lo que significa en casi instantáneamente el gas llena por completo el ambiente en cuestión.
El principal problema en cuanto a la intoxicación por monóxido de carbono (CO) es que, al ser un gas imperceptible, es muy difícil de detectar a no ser que sea con dispositivos especiales. Esto lo hace extremadamente peligroso, pues cuando se empiezan a notar los síntomas de una intoxicación es porque los niveles de CO en sangre son suficientes como para envenenar a la persona si no recibe atención médica.
Cada persona se ve afectada de manera diferente, y hay grupos más vulnerables a los efectos de este gas, como los niños, los ancianos y las mujeres embarazadas, o las personas con problemas de corazón o circulatorios. Los primeros órganos afectados son, lógicamente, aquellos que consumen más oxígeno: el corazón y el cerebro.
Estos son algunos de los signos que nos harán sospechar de que estamos sufriendo una intoxicación por monóxido de carbono:
Aparte de la sintomatología descrita, si la víctima llega a sobrevivir puede que después de la recuperación queden secuelas de por vida si no se ha actuado a tiempo, entre las que se cuenta el daño cerebral permanente, de diferente grado dependiendo de cuánto tiempo el cerebro se haya visto privado de oxígeno; daño pulmonar o enfermedades respiratorias, como el edema de pulmón; y problemas cardíacos por daño tisular.
La única forma de obtener una lectura correcta de este gas, es manteniendo la estanqueidad del ambiente por al menos 10 a 15 minutos para que el gas se concentre de forma precisa, obteniendo así una lectura correcta del nivel de toxicidad del ambiente en cuestión.
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